El arbol de los acodos lo tengo en casa desde hace unos años y está hermoso.
Habia seleccionado unas ramas a las que amarré una cuerda para que no me confundiese al llegar la hora del acodo.
Pero acurrió algo que hacia años no pasaba.
Hace años anidaban en este arbol que está pegado a la casa, pensamos que para escapar del acoso de las "pegas" (hurracas para entendernos), que saquean los nido. Como habia en casa una gata cazadora dejaron de anidar. Al menos eso pienso. Esa gatita desapareció y la que queda es algo mas tranquila.
A Mafalda, que asi se llama la gata, le gusta mas estar en un rincón tranquilo que cazando.
Este es el artifice del nido.
A lo mejor hay suerte y la naturaleza nos deleita con la algarabia de una nidada de jilgueros a la altura de los ojos y a escasos dos metros de la puerta de casa.
¡Qué bonito!!
ResponderEliminarSe aman los bonsais si se ama la naturaleza y en tu caso, con esta generosidad hacia esos pobladores de tu arce, queda demostrado.
Un abrazo.
Sabia decisión. De alguna manera la naturaleza te premiará en otro momento. Seguramente no tocaba acodar.
ResponderEliminarSaludos.
Un buen premio seria poder ver las crias salir volando.
ResponderEliminarGracias a los dos.